Se realiza por primera vez en Ecuador un análisis bioacústico y una representación gráfica del llamado de las crías del Galli-nazo Negro
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de La Laguna y el Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO) muestra el comportamiento defensivo de las crías del Gallinazo Negro Coragyps atratus ante la presencia humana, y realiza por primera vez en Ecuador un análisis bioacústico y una representación gráfica del llamado obtenido a partir de dos pichones de la especie al oeste de los Andes.
Los investigadores, Santiago B. Varela y Manuel R. Dueñas (Asociado al INABIO), en este reporte presentan la descripción de dos nidos de Gallinazo Negro con pichones en diferentes etapas de desarrollo. Estas observaciones respaldan los reportes previos sobre la reproducción estacional de C. atratus en Sudamérica.
El Gallinazo Negro Coragyps atratus se distribuye en zonas tropicales y templadas cálidas desde el sur de Canadá hasta el sur de Chile y Argentina. En Ecuador es una especie común que está presente en las tres regiones naturales (Costa, Andes y Amazonía). Su rango altitudinal conocido va desde 0–3650 m s.n.m. Generalmente, prefiere áreas intervenidas alrededor de asentamientos humanos, siendo menos frecuente en extensiones de bosque primario.
Los periodos de anidación documentados de C. atratus son variables. En Norteamérica se ha reportado reproducción en la primera mitad del año, entre octubre y mayo en Centroamérica, y en Sudamérica se han encontrado huevos durante todo el año, aunque con mayor frecuencia entre invierno y primavera en los países que tienen estas estaciones climáticas.
Los nidos de C. atratus que se reportan en este estudio concuerdan con la ubicación a nivel del suelo, especialmente entre las raíces de los grandes árboles reportada por otros autores. La selección de un sitio de anidación brinda protección frente a los depredadores, ofrece microclimas idóneos para el desarrollo de los huevos y pichones, y minimiza los efectos perjudiciales de los parásitos.
La influencia de distintos factores en el éxito de anidación al parecer también varía entre regiones. En este contexto, los investigadores sugieren que los nidos ocultos entre la densa vegetación arbustiva, como el que fue encontrado en el cerro Bombolí, probablemente sean comunes aunque muy poco estudiados. De esta manera, se plantea que podría ser relevante identificar las variables que favorecen el éxito de anidación de la especie desde sus estadios tempranos de desarrollo (polluelos) y en cada evento de anidación.
Comprender los requerimientos reproductivos de C. atratus es trascendental si se tiene en cuenta que la especie, además de eliminar la materia orgánica en descomposición y evitar la propagación de agentes patógenos, brinda varios servicios ecosistémicos desde sus estadios juveniles como acelerar el proceso de ciclo de los nutrientes y la detección de contaminantes.
El número de pichones y juveniles observados en cada nido concuerda con lo señalado por varios autores. Los pichones y adultos emiten sonidos sibilantes de alerta que han sido documentados por observadores en Brasil y Estados Unidos, y están depositados en archivos en línea (www.xeno-canto.org).
La grabación, análisis y representación gráfica de la vocalización de los pichones de C. atratus es la primera en Ecuador. Por otra parte, el comportamiento agresivo observado en las crías de la especie, tanto pichones como juveniles, sugiere un alto grado de defensa que también ha sido evidenciado en los individuos adultos. Probablemente esta actitud defensiva sea uno de los factores determinantes en su éxito de colonización y reproducción. Las observaciones presentadas aquí concuerdan con la estacionalidad reproductiva conocida en Sudamérica. Las fechas de puesta de los huevos de este reporte se calcularon entre diciembre (Yasuní) y marzo (Bombolí). Esto determinó una edad aproximada de dos meses para los individuos del Parque Nacional Yasuní y de un mes para los individuos del cerro Bombolí.
Para el caso de Ecuador, estas observaciones se relacionarían con cierta predilección por nidificar en los meses de menor precipitación promedio, que coinciden con los periodos del año con las temperaturas más elevadas (>30°C) en Yasuní. En el caso de las observaciones del cerro Bombolí, al oeste de los Andes, la fecha de puesta también se ajusta a los meses de mayor temperatura media (> 25° C), mayor humedad relativa anual (81%) y a los periodos con el promedio más alto de horas de sol diarias por mes (> 7,6 h).
El estudio fue publicador en la Revista Ecuatoriana de Ornitología: https://revistas.usfq.edu.ec/index.php/reo/article/view/2308
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