El fungario del INABIO cumple 25 años de vida
Cuando pensamos en la biodiversidad del Ecuador, pensamos inmediatamente en los colibríes de colores brillantes, las orquídeas con sus formas únicas o los monos que se mueven ágiles entre los árboles amazónicos. Pero hay un reino entero que casi nunca recibe la atención que merece: los hongos, que para Rosa Batallas, investigadora del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), a más de ser misteriosos, silenciosos, discretos, son absolutamente vitales para la vida en el planeta.
El fungario del INABIO está cumpliendo 25 años de vida, y es el repositorio público más representativo de hongos y líquenes en el Ecuador. “Allí se conservan más de 10.200 especímenes de macrohongos y líquenes ecuatorianos, con 220 familias, 350 géneros y 398 especies. Esta colección se ha ido enriqueciendo gracias a colaboraciones con universidades, ONGs, fundaciones nacionales e internacionales, detalla la investigadora.
Esos hongos y líquenes son un universo aparte, muchos de ellos degradan la materia, regeneran los suelos, forman alianzas invisibles con las raíces de los árboles y producen medicamentos que salvan vidas. “Este repositorio científico alberga muestras de todos nuestros ecosistemas, entre ellos páramos andinos, bosques nublados, valles interandinos, bosques amazónicos y parte del litoral. Constituyen sin duda el un patrimonio de nuestro país”, señala.
Un fungario es un repositorio científico en el que se guardan, clasifican y conservan ejemplares de hongos recolectados en el campo. Algunos, como señala la investigadora, se preservan secos en sobres de papel, en cajas de cartón, y otros se almacenan en cajas Petri, todos con descripciones detalladas. Cada muestra va acompañada de datos valiosos: el lugar exacto de la colecta, la fecha, el nombre del investigador que lo encontró, y, su nivel taxonómico de identificación sea éste familia, género o el nombre científico.
En este sentido, Rosa Batallas nos comenta que la colección micológica del INABIO nació en 1999 con el aporte de tesistas de pregrado de la Universidad Central del Ecuador, encabezados por David Suárez, quienes colectaron, procesaron y catalogaron las primeras colecciones de hongos y hongos liquenizados. Posteriormente la investigadora colombiana Tatiana Sanjuán por 4 años formó a estudiantes y profesionales ecuatorianos durante su estancia en el repositorio micológico del Herbario Nacional del Ecuador.
Asimismo, en el fungario del INABIO se conservan tipos científicos (holotipos y paratipos) que son ejemplares únicos usados para describir nuevas especies. Sin ellos, la taxonomía, esa ciencia que clasifica la vida, perdería su base. Cada tipo es como el acta de nacimiento oficial de un organismo: un testigo permanente que permite a futuras generaciones verificar la identidad de una especie.
“Los hongos conservados ayudan a responder preguntas cruciales: ¿Qué especies son comestibles o tóxicas? ¿Qué hongos forman asociaciones vitales con árboles amazónicos? ¿Cuáles producen compuestos útiles para la medicina?”, manifiesta la investigadora, quien añade que los hongos presentes en los bosques del Ecuador pueden ser explotados de diversas formas industrial o biotecnológicamente. La información del fungario registra 34 especies comestibles, 30 especies de uso medicinal y 5 especies con posible potencial biotecnológico.
El repositorio del INABIO ratifica a Ecuador como megadiverso, que requiere estudios de exploración y conocimiento de la diversidad fúngica como recursos forestales no maderables, y muestra de ello es que tan solo en Tungurahua, y en pocos meses de trabajo se ha logrado colectar aproximadamente 600 especímenes, esto como parte del Convenio Específico: “LEVANTAMIENTO DE INFORMACIÓN DE FLORA Y FUNGA EMBLEMÁTICA DE LA PROVINCIA DE TUNGURAHUA”.
Finalmente, la investigadora nos señala que parte de la misión del fungario del INABIO es acercar el conocimiento a la sociedad, y para ello ha sido importante las charlas, publicaciones y exposiciones que han buscado que la gente descubra la importancia de los hongos en la vida diaria.
Visitar el Fungario del INABIO no es solo entrar en un espacio científico; es abrir una ventana hacia un mundo secreto, un mundo que sostiene los bosques, alimenta la tierra e inspira medicamentos, y por ello, la próxima vez que se pueda ver una hongo o un liquen recordemos que son los hilos invisibles que sostienen la vida.
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento y desarrollar ciencia, tecnología e innovación que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes. De manera sinérgica, el fortalecimiento de programas y proyectos de investigación, junto a instituciones académicas nacionales e internacionales, permiten alcanzar objetivos estratégicos detallados en la Agenda Nacional de Biodiversidad de Ecuador.
Unidad de Comunicación Social
Instituto Nacional de Biodiversidad, entidad adscrita al Ministerio de Ambiente y Energía