Roedores fósiles en la Cueva del Milodón como indicadores de la evolución ambiental del Pleistoceno-Holoceno tardío en el sur de Chile
Investigadores del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus-CONICET), del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Magallanes de Chile y la Universidad Nacional de la Plata de Argentina realizaron el primer estudio tafonómico y paleoambiental basado en restos de pequeños mamíferos del Pleistoceno-Holoceno tardío recuperados de la famosa Cueva del Milodón (Chile).
La mayor parte del material analizado procede de las extensas excavaciones realizadas por Earl Saxon en 1976 y que permaneciera depositado en el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido). Los autores también estudiaron muestras de pequeños mamíferos del Holoceno tardío del vecino refugio rocoso Dos Herraduras 1. Los restos analizados fueron en su mayoría producidos por lechuzas, que probablemente vivían en el interior de las cuevas. En la Cueva del Milodón, los valores más altos de algunos huesos planos, como escápulas y pelvis, son consistentes con depósitos que han sufrido retransporte por el viento. Los investigadores registraron nueve especies de roedores, siete cricétidos y dos caviomorfos; casi todos los taxones identificados integran la comunidad local actual.
Sin embargo, cuando se examinaron las abundancias de cada especie de roedor, los resultados obtenidos fueron significativos a nivel ambiental. El ensamble del Pleistoceno tardío se caracteriza por la elevada frecuencia de la rata chinchilla Euneomys, lo que indica la existencia de zonas no boscosas alrededor de las cuevas en condiciones climáticas más frías y húmedas que las actuales. Un mejoramiento ambiental durante el Holoceno medio se refleja en el aumento de la riqueza de especies de roedores, incluyendo el primer registro de aquellos claramente asociados al bosque (por ejemplo, Abrothrix lanosa).
Las comunidades de micromamíferos del Holoceno tardío son marcadamente estables, indicando condiciones locales similares al entorno histórico actual. En líneas generales, los roedores del Cuaternario del área de Cerro Benítez no indican cambios ambientales abruptos durante el Holoceno medio-tardío, sino una tendencia progresiva hacia el incremento del bosque.
Los científicos concluyen su investigación resaltando que durante el Holoceno temprano a medio, la ocurrencia de boque Notofagus en la ladera del Cerro Benítez (donde se abre la Cueva del Milodón) se refleja firmemente en el registro de varios cricétidos (por ejemplo, Geoxus sp., Loxodontomys micropus y Oligoryzomys longicaudatus). La caída en la abundancia de E. chinchilloides desde los niveles inferiores a los superiores sugiere una reducción progresiva en ambientes abiertos y desnudos.
Durante el último siglo, un marcado aumento de O. longicaudatus, indica que la comunidad reciente fue remodelada localmente por las actividades humanas. La ausencia sostenida de Eligmodontia morgani resulta un indicador elocuente de que la estepa patagónica nunca llegó a la zona del Cerro Benítez, al menos desde el Pleistoceno tardío.
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento genuino y desarrollar investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación productiva que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes para la consolidación de la sociedad del buen vivir.
El estudio completo se encuentra publicado en la Revista Quaternary Research: https://doi.org/10.1017/qua.2021.44