Investigación confirma que el virus Oropouche circula de manera endémica en Ecuador
Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Internacional SEK (UISEK), Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública “Leopoldo Izquieta Pérez”, Instituto Aggeu Magalhães (IAM), Bernhard Nocht Institute for Tropical Medicine, Universidade Federal de Santa Maria (UFSM) y University of California confirma que el virus Oropouche ya circula de manera endémica en Ecuador.
El hallazgo, de acuerdo a los investigadores Daniel Romero-Alvarez, JuanCarlos Navarro, Diana Gutiérrez-Pallo, Gabriela Echeverría-Garcés, Camila Lara-Cazorla, Byron Fuertes-Flores, Génesis García-Díaz, Gabriel da Luz Wallau, Josefina Coloma y Andrés Carrazco-Montalvo, proviene del análisis genómico de un caso detectado en junio de 2024 en la provincia de Bolívar, en el que se comprobó que no corresponde a la cepa que circula en Brasil, sino a una variante distinta posiblemente propia del país.
La fiebre Oropouche, transmitida principalmente por insectos como los jejenes, produce síntomas similares al dengue: fiebre alta, dolor de cabeza, malestar general y dolores musculares. Aunque rara vez es mortal, en los últimos años, este virus ha protagonizado la mayor epidemia registrada en la historia, con más de 36 mil casos reportados en América Latina entre 2023 y 2024, especialmente en Brasil, y con focos emergentes en otros países.
En Ecuador, los primeros indicios de este virus datan de principios de los 2000, cuando se detectaron anticuerpos en pacientes de Pastaza y Guayaquil. En 2016, un caso confirmado en Esmeraldas encendió las primeras alarmas. En 2024, tres nuevos casos fueron reportados en Morona Santiago, Bolívar y Los Ríos, todos sin antecedentes de viaje, lo que sugiere de manera importante la transmisión local.
El virus Oropouche (OROV) pertenece al grupo de los Orthobunyavirus, un tipo de virus de ARN segmentado transmitido principalmente por insectos como los jejenes del género Culicoides y, en menor medida, por algunos mosquitos como el Culex quinquefasciatus. Fue detectado por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago, y desde entonces ha causado múltiples brotes en América del Sur, sobre todo en Brasil y Perú.
Un detalle interesante es que el virus no solo afecta a los humanos, se ha encontrado en perezosos, monos capuchinos y aulladores, e incluso se han detectado anticuerpos en aves, y esto sugiere que tiene un ciclo complejo de transmisión en la naturaleza, lo que hace más difícil monitorizarlo, erradicarlo o contenerlo.
El último informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para las Américas, en febrero de 2025, confirmó 3765 casos, y ha advertido que, por primera vez, la reciente epidemia (2023 y 2024) incluyó muertes asociadas al virus y posibles casos de transmisión de madre a hijo, lo que aumenta su relevancia como amenaza para la región.
Los expertos recomiendan fortalecer los diagnósticos diferenciales con dengue y otros arbovirus, capacitar al personal de salud y educar a la población sobre medidas de prevención contra insectos vectores. Además, en Ecuador, un país megadiverso, el hallazgo recuerda la importancia de la ciencia como aliada para anticipar epidemias y proteger la salud pública.
El estudio completo lo encuentra aquí: https://www.ijidonline.com/article/S1201-9712(25)00224-3/fulltext
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento y desarrollar ciencia, tecnología e innovación que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes. De manera sinérgica, el fortalecimiento de programas y proyectos de investigación, junto a instituciones académicas nacionales e internacionales, permiten alcanzar objetivos estratégicos detallados en la Agenda Nacional de Biodiversidad de Ecuador.
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