De las 886 especies de plantas registradas en la cordillera montañosa de Centinela, 156 califican como amenazadas
Un estudio desarrollado por investigadores de varias instituciones nacionales y extranjeras, entre ellas el Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), reporta que de las 886 especies de plantas registradas en la cordillera montañosa de Centinela, 156 califican como amenazadas a nivel mundial según el Criterio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), incluidas 9 que están en peligro crítico debido a un tamaño de distribución estimado de menos de 10 km2 de área.
Asimismo, la investigación detalla que otras 38 especies no están clasificadas debido a la falta de información y son una alta prioridad para una mayor investigación y clasificación de amenazas. Aproximadamente una cuarta parte de las especies de plantas en Centinela son endémicas de Ecuador y muchas son exclusivas de los bosques devastados de la región occidental.
En escalas espaciales mayores, la región de 500 km² alberga las únicas poblaciones conocidas de 11 especies de plantas. Debido a que los datos sobre la amenaza a estas especies también deben considerarse a la luz de una deuda de extinción potencialmente a gran escala, los esfuerzos de conservación deben centrarse en preservar y conectar hábitats y comprender el tamaño de las poblaciones de especies, su estructura, demografía y biología reproductiva.
Como tal, Centinela sigue siendo un símbolo de los angustiosos desafíos que enfrenta la conservación de plantas en todo el oeste de Ecuador y los ecosistemas severamente fragmentados a nivel mundial: un archipiélago de remanentes de bosque en un mar de tierras agrícolas, que alberga poblaciones menguantes de especies únicas a nivel regional y amenazadas a nivel global.
Al igual que gran parte del Chocó ecuatoriano, los bosques sobrevivientes en la región de Centinela carecen de protección formal. La región ha sido identificada repetidamente como una prioridad para la conservación, y finalmente se están realizando múltiples esfuerzos de protección, pero se necesitan recursos adicionales e integración para mejorar el conocimiento florístico y la programación educativa, conservar y conectar los fragmentos de bosque restantes y salvaguardar las especies amenazadas in situ y en los jardines botánicos.
Esta investigación también destaca la importancia irreemplazable de las colecciones biológicas curadas, la exploración de campo, la experiencia taxonómica y las bases de datos florísticas globales para comprender el riesgo de extinción que enfrentan las plantas de la Tierra. A pesar de los >396 millones de especímenes de plantas en >3500 herbarios en todo el mundo, las grandes lagunas en el conocimiento de la diversidad y distribución de las especies de plantas siguen obstaculizando la ciencia y la conservación.
El trabajo de campo también reveló nuevas especies, destacando el valor de conservación perdurable de los bosques nubosos tropicales y los intensos esfuerzos necesarios para iluminar tales “puntos oscuros” de diversidad vegetal. La investigación de campo y de herbario sigue siendo esencial para la acción de conservación necesaria para prevenir extinciones de plantas a gran escala en los asediados bosques nubosos de la Tierra.
Centinela es una cordillera montañosa envuelta en niebla en las estribaciones andinas del oeste de Ecuador, que mide 40 km2 de área y está separada de la cordillera principal por un valle de tierras bajas. En 1991, los botánicos Calaway Dodson y Alwyn Gentry, quienes habían trabajado durante años para inventariar el sitio, publicaron un artículo que informaba sobre una flora que incluía “90 especies de plantas endémicas de Centinela”, muchas de ellas no descritas.
Los autores continuaron informando que los últimos bosques en Centinela habían sido talados y convertidos en tierras agrícolas, y que todas sus plantas únicas probablemente estaban extintas, convirtiéndose en un ejemplo notorio de cómo la deforestación podría causar la extinción casi instantánea de un gran número de especies de plantas estrechamente endémicas y no descritas, una idea consolidada por la acuñación del término “extinción de Centinela”.
Sin embargo, una lectura cuidadosa de Dodson y Gentry deja en claro que sus afirmaciones de microendemismo no fueron pensadas como hechos empíricos sino más bien como hipótesis a ser puestas a prueba. Durante las últimas dos décadas, muchas plantas descubiertas por primera vez en Centinela han sido recolectadas en otros lugares, lo que ha dado lugar a la hipótesis de que los altos niveles de microendemismo reportados en Centinela fueron un artefacto de una exploración botánica incompleta, especialmente del hotspot de biodiversidad Tumbes–Chocó–Magdalena donde se encuentra Centinela.
La investigación fue desarrollada por: Dawson M. Blanco, Nigel CA Pitman, Kenneth J. Feeley, Gonzalo Rivas-Torres, Santiago Bravo-Sánchez, Francisco Sánchez-Parrales, Juan L. Clark, Carmen Ulloa Ulloa ,Xavier Cornejo, Thomas LP Couvreur, Marcia Peñafiel, Gladys Benavides, Carmita Bonifaz, Juan Carlos Cerón, Andrea Fernández, Riley P. Fortier, Daniel Navas-Muñoz, Verónica Rojas M, J. Nicolás Zapata, Justin Williams y Juan Ernesto Guevara de las Universidad de Harvard, Museo Field de Historia Natural, Universidad de Miami, Universidad San Francisco de Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Jardín Botánico Marie Selby, Jardín Botánico de Misuri, Universidad de Guayaquil, Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), Gobierno Autónomo Descentralizado Provincial de Santo Domingo de los Tsáchilas y Universidad de las Américas.
La investigación está disponible en la Revista Nature: https://www.nature.com/articles/s41477-024-01832-7
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento y desarrollar ciencia, tecnología e innovación que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes. De maneras sinérgica, el fortalecimiento de programas y proyectos de investigación, junto a instituciones académicas nacionales e internacionales, permiten alcanzar objetivos estratégicos detallados en la Agenda Nacional de Biodiversidad de Ecuador.
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