Rana Toro, especie altamente invasora es reportada en el Bosque Protector Bosqueira – Guayaquil
Investigadoras de la Universidad Espíritu Santo, Fundación Great Leaf e Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO) reportan el primer avistamiento de la rana toro, Lithobates catesbeianus, una conocida especie invasora en el Bosque Protector Bosqueira, un remanente del ecosistema nativo de la ciudad de Guayaquil que está rodeado de urbanizaciones, canteras y carreteras.
El estudio, desarrollado por Andrea E. Narváez, Marissa Barreno (Asociada al INABIO), Stefania Cuadrado, Katherine Vera y Natalia Molina-Moreira, reporta además la presencia de esta especie en otras tres provincias de Ecuador, con base en observaciones en iNaturalist, entre ellas Los Ríos, Azuay y Pichincha.
En el Bosque Protector Bosqueira, las investigadoras encontraron un juvenil de esta especie, en un canal de agua en el borde del bosque protegido, cerca de un complejo de viviendas privado, y varios renacuajos en un estanque artificial de un zoológico ubicado cerca de la reserva.
La invasión de L. catesbeianus hacia el bosque semicaducifolio representa una nueva amenaza para la biodiversidad, particularmente la fauna endémica, por depredación o competencia. En estudios futuros, será importante evaluar completamente la dieta de la rana toro y el estado de la población para estimar su impacto en los bosques remanentes de Guayaquil.
Lithobathes catesbeianus o rana toro es nativa de América del Norte, específicamente del sur de Canadá, el este y sur de EE. UU. y el norte de México. Debido a su notable adaptabilidad y capacidad para colonizar nuevos entornos, se ha vuelto ampliamente invasiva en Europa, Asia y América del Sur, incluidos Argentina, Bélgica, Brasil, China, Colombia, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Francia, Alemania, Grecia, Indonesia, Italia, Jamaica, Japón, Malasia, los Países Bajos, Perú, Filipinas, Puerto Rico, Singapur, España, Taiwán, Tailandia, Reino Unido, Uruguay y Venezuela.
Se ha introducido intencionalmente en muchos países de todo el mundo, principalmente para su consumo como fuente de proteína animal. Sin embargo, una vez liberada en el medio ambiente, este anfibio puede establecer poblaciones que son notoriamente difíciles de erradicar, lo que genera impactos negativos bien documentados en la biodiversidad nativa debido a la competencia, la depredación, el desplazamiento del hábitat y la transmisión de enfermedades o patógenos.
El problema de esta especie radica principalmente en su voraz dieta, depredando especies nativas y compitiendo por recursos alimentarios. Sin embargo, también es transmisor de enfermedades como quitridiomicosis, que ha causado declives y extinciones de anfibios nativos. En consecuencia, se considera ampliamente que L. catesbeianus es uno de los vertebrados invasores más dañinos, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la sitúa como una de las especies más invasoras a nivel mundial.
Su introducción al Ecuador fue informada por primera vez en la década de 1980, cuando los adultos y los renacuajos fueron transportados para el establecimiento de fincas legales con fines comerciales en Guayas, Los Ríos, Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Aunque los primeros registros de introducción de las ranas toro se asocian principalmente con áreas alteradas, se espera una propagación hacia áreas naturales.
Se ha planteado la hipótesis de que la propagación de L. catesbeianus se produjo porque los individuos escaparon de piscinas de cautiverio. Algunos fueron transportados intencionalmente a otras provincias para aumentar la producción, mientras que otras fueron liberadas debido a la disminución de la comercialización, desencadenando su dispersión hacia los ecosistemas naturales.
El artículo está publicado en la revista científica Check List: