Composición de la comunidad arbórea en los bosques tropicales está cambiando para adaptarse al cambio climático
Un estudio desarrollado por investigadores de más de 120 instituciones nacionales y extranjeras, entre ellas el Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), confirma que la composición de la comunidad arbórea en los bosques tropicales de las Américas está cambiando para adaptarse al cambio climático, y sus propiedades funcionales están cada vez más fuera de equilibrio con el clima local.
Las regiones tropicales terrestres están experimentando un cambio climático rápido, y algunos escenarios para las Américas tropicales proyectan aumentos de temperatura de hasta ~4 °C y reducciones de precipitación cercanas al 20% para el año 2100, esto expondría a los conjuntos de especies actuales a climas que nunca antes han experimentado, lo que podría seleccionar comunidades de plantas futuras adaptadas a tales climas, pero diferentes a las observadas actualmente.
El cambio climático ya está afectando la supervivencia y distribución de las comunidades vegetales de las zonas tropicales de América. Si las especies responden al cambio climático a través de la migración, entonces cabría esperar que las comunidades de montaña se adapten mejor a los cambios en el clima que las de los bosques de tierras bajas, porque las montañas tienen condiciones climáticas diferentes que ocurren a distancias más cortas y, por lo tanto, es potencialmente más fácil migrar a través de ellas que las tierras bajas.
En general, los investigadores han descubierto que dentro de los bosques tropicales americanos (bosques que abarcan áreas continentales desde México hasta Brasil), los bosques de tierras bajas proporcionan condiciones climáticas relativamente homogéneas en grandes áreas, lo que potencialmente permite la existencia de adaptaciones funcionales comunes en grandes extensiones espaciales.
Por el contrario, en los bosques de montaña, las condiciones climáticas tienden a cambiar rápidamente en el espacio, lo que potencialmente facilita la rápida rotación de adaptaciones funcionales a las condiciones ambientales locales.
En la Amazonia, los cambios en los patrones de precipitación y las sequías más frecuentes han llevado a un aumento en el reclutamiento de especies afiliadas a zonas secas. En los Andes, el aumento de las temperaturas ha llevado a una mayor abundancia de especies tolerantes a temperaturas más altas (termofilización).
Los investigadores señalan, además, que las respuestas de los bosques a las perturbaciones provocadas por el hombre, como el cambio climático, determinarán en gran medida la diversidad y la función de la biosfera terrestre durante este siglo y en adelante, por ello es crucial y urgente comprender la capacidad de estos complejos sistemas para adaptarse al cambio y sobrevivir.
En toda Mesoamérica, se espera que el cambio climático cause una expansión de los bosques secos tropicales a elevaciones mayores (>200 m por encima de la elevación promedio actual). Sin embargo, las especies de árboles pueden ser incapaces de cambiar su distribución lo suficientemente rápido para coneguir su nicho climático dado su lenta demografía (por ejemplo, crecimiento y reclutamiento), la prevalencia de la limitación de la dispersión y diferentes tolerancias ambientales en diferentes etapas de la vida.
En este trabajo se abordó estas lagunas de conocimiento mediante el análisis de registros de 415 sitios de parcelas forestales de largo plazo monitoreados durante más de 40 años (1980 a 2021) por las redes RAINFOR y MONAFOR y los contribuyentes a la metared ForestPlots.net. Este conjunto de datos incluye información sobre la identidad, el tamaño, el reclutamiento y la mortalidad de más de 250.000 árboles individuales en los trópicos, desde México hasta el sur de Brasil.
El estudio completo lo encuentra aquí: https://www.science.org/doi/10.1126/science.adl5414
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento y desarrollar ciencia, tecnología e innovación que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes. De manera sinérgica, el fortalecimiento de programas y proyectos de investigación, junto a instituciones académicas nacionales e internacionales, permiten alcanzar objetivos estratégicos detallados en la Agenda Nacional de Biodiversidad de Ecuador.
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