Investigación identifica en la Antártida a Acinetobacter baumannii, patógeno responsable de varias infecciones
La Antártida, reconocida como un referente ecológico debido a las condiciones prístinas salvaguardadas por el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico, se ve cada vez más amenazada por la contaminación del aire, los derrames de combustible, la gestión inadecuada de los residuos y los vertidos de aguas residuales que contienen microplásticos, desechos humanos, cosméticos, detergentes, bacterias y antibióticos.
Si bien las bacterias antárticas han sido ampliamente estudiadas por su potencial biotecnológico, lo que las convierte en candidatas para la biorremediación en ambientes fríos, existe una creciente preocupación por la propagación de genes de resistencia a los antibióticos (ARG).
En este sentido, investigadores de la Universidad Técnica del Norte (UTN), Comité Científico Asesor de la Dirección General de Intereses Marítimos y Fundación para el Desarrollo Marítimo, Fluvial, Lacustre y Costero (DIGEIM-FUNDEMAR), Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí Manuel Félix López (ESPAM-MFL), Universidad de las Américas e Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), examinaron la base molecular de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) en Acinetobacter baumannii, un patógeno responsable de varias infecciones, particularmente neumonía asociada a respiradores e infecciones del torrente sanguíneo.
Para este trabajo, se recogieron muestras de suelo antártico y se procesaron para aislar las bacterias, y posterior a ello, se realizó la detección molecular mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para identificar las especies de bacterias y genes diferentes productores de betalactamasas, identificando, mediante pruebas microbiológicas y moleculares, a Acinetobacter baumannii.
El género Acinetobacter ha llamado mucho la atención por su capacidad de producir betalactamasas de espectro extendido (BLEE), que constituyen un ejemplo sorprendente de resistencia bacteriana mediada por enzimas. Estas enzimas, conocidas por conferir resistencia a múltiples antibióticos, entre ellos penicilina, cefalosporinas y monobactámicos, se han detectado no solo en entornos asociados a los seres humanos, sino también en hábitats aparentemente no expuestos, como los suelos y los glaciares antárticos.
La adquisición de genes de resistencia a múltiples fármacos, como los genes de resistencia a betalactamasas y/o carbapenémicos, sigue siendo una preocupación clínica importante, que puede diseminarse a través de varios mecanismos de transferencia horizontal de genes (HGT) reforzados por fenómenos antropogénicos y ambientales.
En este contexto, la resistencia a los antimicrobianos (RAM) en el género Acinetobacter sigue siendo un desafío global que afecta la salud humana, la agricultura y el medio ambiente. Según The Lancet, en 2019 se atribuyeron 1,27 millones de muertes a infecciones resistentes a los medicamentos, una cifra que se prevé que aumente a 10 millones anuales en 2050.
Las actividades humanas, incluidas la investigación científica y el turismo, contribuyen significativamente a la diseminación de genes ESBL en las regiones polares. Además, las aves migratorias amplifican aún más este problema al actuar como vectores para bacterias resistentes, conectando ecosistemas distantes y facilitando la propagación global de RAM.
En este sentido, los investigadores Clara Pazos, Miguel Gualoto, Tania Oña, Elizabeth Velarde, Karen Portilla, Santiago Cabrera-Garcia, Carlos Banchon, Gabriela Davila, Fernanda Hernandez-Alomia y Carlos Bastidas-Caldes, señalan que entre los contaminantes antropogénicos más preocupantes está la introducción de bacterias asociadas al hombre, como Escherichia coli , Salmonella enterica , Acinetobacter baumannii y Legionella, a través de la eliminación de aguas residuales sin tratar en estos entornos frágiles.
En este contexto, el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico subraya la importancia crítica de fomentar la colaboración internacional en materia de investigación científica, promoviendo así el intercambio de datos y hallazgos para abordar estos desafíos urgentes. Además, las naciones que realizan investigaciones en la Antártida tienen la responsabilidad de cumplir con rigurosas normas ambientales y de gestión de residuos para mitigar su impacto ecológico.
El estudio completo lo encuentra aquí: https://www.mdpi.com/2076-2607/13/3/482
El INABIO es una institución que busca generar conocimiento y desarrollar ciencia, tecnología e innovación que requiere el Estado ecuatoriano para garantizar la conservación de su patrimonio natural mediante el uso soberano, estratégico y sustentable de la biodiversidad y sus componentes. De manera sinérgica, el fortalecimiento de programas y proyectos de investigación, junto a instituciones académicas nacionales e internacionales, permiten alcanzar objetivos estratégicos detallados en la Agenda Nacional de Biodiversidad de Ecuador.
Unidad de Comunicación Social
Instituto Nacional de Biodiversidad, entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica